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domingo, 13 de enero de 2013

PACHAO, BRIZUELA, ARRUGA....MAS CASOS EN LA RADIO ABIERTA.

El Bolsón (ANPP).-Comunicación telefónica con familiares de víctimas. Mas muertes a manos de la policía.
DIEGO PACHAO. CATAMARCA. 2012.
Alejandro Pachao. En marzo de 2012, su hijo Diego de 20 años fue detenido en la capital de la provincia de Catamarca por interceder ante la policía que estaba golpeando a otro joven. Menos de 24 horas después, Diego fue llevado desde la Comisaría Séptima al hospital San Juan Bautista por las fuertes lesiones que tenía en la cabeza y que le provocaron la muerte. Según pudo reconstruir Alejandro, Diego fue víctima de apremios dentro de su celda, en donde lo dejaron tirado sin ofrecerle ningún tipo de ayuda médica inmediata pese a la gravedad de las heridas que le ocasionaron.
Previamente, el médico de la policía que lo examinó al momento de su detención había determinado que su estado de salud era bueno, lo que descarta versiones policiales que señalaban que Diego fue visto deambulando en forma errante, y que de esa manera podría haberse provocado las lesiones. Para Alejandro Pachao, su hijo recibió una brutal paliza de parte de los efectivos de la comisaría Séptima, quienes lo dejaron abandonado. En este sentido, considera que los policías, que se encuentran actualmente todos en libertad y que se negaron a declarar hasta el momento, deberían estar imputados por homicidio y no por vejaciones.
La lucha de Alejandro incluye largas jornadas en la plaza ubicada frente a la Casa de Gobierno provincial. Por un lado, espera una respuesta de parte de la mandataria catamarqueña, Lucía Corpacci, pero también junta adhesiones (ya recolectó más de 5.000 firmas) para su pelea, demasiado solitaria, para que el crimen de su hijo no quede impune.

Fuentes: 8300 web / Radio Voces.

 BRIZUELA- LA RIOJA-2011.
En la madrugada del domingo, la Policía quiso dispersar una pelea entre jóvenes y un agente le disparó una bala mortal en la cabeza a la hija del folclorista local Carlos Brizuela (62).
“Antes de dispararle a Belén, los policías me pegaron un culatazo”, aseguró. Agregó que los agentes les ordenaron que se retiraran, “de malos modos, como siempre”, cuando estaba con Belén y su hermano Diego, entre otros chicos. “Mi hermano Diego les dice que nos traten bien. Ahí se baja un policía y le pega un culatazo en el pecho a Diego que lo tira, pero se le cae la escopeta. Se baja el chofer del móvil y yo intento frenarlo.
Ahí el otro oficial dispara en dirección a mi hermano, pero justo Belén venía hacia mí y le da de lleno a ella ”, dijo Palacios.
El joven, aun con una herida en el parietal derecho que luego requirió 15 puntos de sutura, permaneció junto a Belén los 50 minutos que demoró la ambulancia. Según manifestó, el policía, tras ver caer a la joven, “se agarraba la cabeza y decía ‘qué hice’ ”. Luego los vecinos prendieron fuego la camioneta Toyota que era usada como patrullero y agredieron a los oficiales, que huyeron corriendo.
Es que la fiscal de la causa habría pedido el cambio de caratula de ‘homicidio simple’ a ‘homicidio culposo’, según informó con indignación la familia de la joven fallecida a manos de un efectivo policial, cuya defensa aduce que la bala de escopeta que le quita la vida a Belén en medio de un tumulto se disparó de manera accidental. El hecho ocurrió en Aimogasta a fines de 2011.
La familia de la joven Belén Brizuela, asesinada en noviembre del año pasado por un disparo de goma efectuado por un policía, denunció que el imputado y único detenido en la causa podría quedar en libertad porque la fiscal del caso pidió que el hecho sea calificado como “homicidio culposo”, es decir, que considera que el policía no tuvo intenciones de matar a la víctima de 17 años.
En declaraciones a Radio Independiente, Carlos Brizuela, padre de la malograda joven, dijo que la fiscal Graciela Bóveda podría estar actuando presionada para favorecer la situación procesal del policía Horacio Lucero.
Brizuela dijo que “la justicia no está haciendo nada por la justicia, está trabajando por la injustica”. Y consideró que Bóveda está recibiendo presiones, aunque no pudo identificar desde dónde. “Se nota a la legua que hay presiones”, dijo.
“No queremos que le den la libertad a este asesino; si volvió a recargar la escopeta, ¿en qué cabeza va a caber que ha sido un accidente esto?”, reflexionó finalmente.
Según se pudo establecer, la fiscal opinaría que la escopeta que portaba el policía se disparó en medio de un incidente entre los asistentes a una bailanta y Lucero.
El hecho conmovió en noviembre del año pasado a la comunidad de Aimogasta. Ocurrió en la madrugada de un domingo, cuando un grupo de jóvenes salió de un baile en un club local y dos policías, entre ellos Lucero, se acercaron a “despejar” la zona. Allí, al parecer, se provocó una discusión e incidentes que terminaron cuando se disparó la escopeta que Lucero portaba con balas de goma. El balazo dio de lleno en el rostro de Belén y la mató.

 LUCIANO ARRUGA 
El caso
El día del crimen Luciano Arruga, 16 años, fue a jugar al Sega con dos amigos hasta el mediodía. Volvió a casa, miró a Mónica con media sonrisa de complicidad y le dijo:
-Má, ¿me das algo de plata que salgo un rato?
A Mónica ya le pasaba lo que a tantas madres, que tienen que levantar la cabeza para mirarle los ojos a esos nenes que de golpe les llevan una cabeza de ventaja. Le regaló una sonrisa, y le dio todo lo que tenía: 25 centavos.
Luciano fue al quiosco a comprar un cigarrillo suelto. La señora del quiosco le preguntó cómo andaba. Él contó su proyecto de retomar los estudios. “Quiero regalarle el título secundario a mi hermana”. Tuvo premio: dos cigarrillos más. El chico se quedó como siempre en la plaza República Argentina con sus amigos, a media cuadra de su casa: largas charlas, algún tiro al arco en la canchita, compartir el tiempo de esa tarde de verano, viernes 30 de enero. Volvió a casa ya de medianoche. Sus hermanos más chicos dormían y Mónica lo escuchó, pasaba a buscar su campera blanca. Luciana caminó cinco cuadras para ir a lo de Vanesa, la hermana a la que quería regalarle el título secundario, estudiante de Sociología y en pareja con un joven abogado. No la encontró. Volvía para su casa cuando sobre la avenida Mosconi, de Lomas del Mirador, lo paró un patrullero policial. Había gente en la avenida, que vio cómo lo palparon. Hubo maltrato, cuentan. Dejaron ir al chico, que siguió por el camino de siempre hacia su casa. Nadie sabe si Luciano se dio cuenta de que el patrullero lo venía siguiendo. Ya era la madrugada del sábado. En Perú y Pringles, la esquina de la placita, dos testigos que no declararon todavía en la causa vieron que un chico de campera blanca era golpeado y metido a la fuerza en un vehículo policial del destacamento de Lomas del Mirador. Una vez en el destacamento, otro testigo lo vio golpeado y ensangrentado.
Ese es el crimen: desde aquel 31 de enero Luciano Nahuel Arruga desapareció