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viernes, 23 de marzo de 2012

OPINIÓN: ESTE 24 DE MARZO

Por Marcelo Ramal

(Partido Obrero).- En los últimos años, los esfuerzos oficiales para convertir al 24 de Marzo en una efeméride fueron en aumento. En contrapartida, este mismo gobierno nos dio razones de sobra para desarrollar una jornada contra la impunidad y el derecho a la lucha.
Así volverá a ser este año.
La “ley antiterrorista” refuerza en todos sus términos la aplicación del Código Penal y los delitos comunes a la protesta social. Se trata de la legalización de los ataques (muchas veces a cargo de patotas) a docentes, petroleros, ferroviarios o políticos, dirigidos o avalados desde la tribuna presidencial. El engendro reaccionario ya se aplicó contra los luchadores de Famatina, Andalgalá o Belén. El gobierno ha montado, también, un sistema regular de espionaje interno a cargo de la Gendarmería Nacional, pero no sólo de ella. Es lo que el kirchnerismo -y muchos de sus opositores- han bautizado como “seguridad democrática”, la cual incluye el procesamiento judicial de los luchadores.

La masacre de Once y el crimen de Mariano
El 24 va a transcurrir a sólo un mes de la masacre social de la plaza Once. Centenares de trabajadores pagaron con sus vidas el régimen de las privatizaciones ferroviarias, el cual malversa los fondos públicos para beneficiar a los Roggio, Cirigliano y compañía, así como a los funcionarios que hacen de ‘intermediarios’. La ‘burguesía nacional’ receptora de subsidios es la misma que sostuvo a los Videla y también a Alfonsín, Menem y De la Rúa. No sorprende, entonces, el férreo operativo de impunidad que cubre el crimen de Once. La salida de Schiavi es funcional al encubrimiento a Cirigliano. El 24 vamos a la Plaza de Mayo a reclamar el fin de la impunidad y el juicio a castigo a los responsables de este crimen.

Luego de la masacre, los personeros de la burocracia sindical del ferrocarril siguen “atornillados” a la gestión.
El control por parte de la burocracia continúa siendo el principal instrumento de regimentación estatal de los sindicatos. La burocracia canjea los salarios y la precarización laboral -que el kirchnerismo nunca bajó del 40%- en beneficio de sus prebendas económicas. Estas, por su parte, son defendidas por patotas criminales. En este 24 vuelve a ocupar un lugar central el juicio y castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra, quienes también causaron graves daños a Elsa Rodríguez. La Justicia acaba de denegar un nuevo pedido de excarcelación a Pedraza y la Corte hizo lo propio con uno de los miembros de su patota: es el resultado de la presión popular que no ha decrecido desde el 20 de octubre de 2010. Pero el juicio a todos ellos y a los policías involucrados aún no tiene fecha de inicio. En ese tribunal, los Cirigliano y otros (Ugofe) ni siqui! era estarán en el banquillo, mientras sus laderos siguen en el gerenciamiento del ferrocarril. Reclamamos el inicio inmediato del juicio a los asesinos de Mariano, y la cárcel y el castigo a todos los responsables: burócratas, policiales, estatales y empresarios.

Crisis política
La movilización del 24 transcurre en medio de una inocultable crisis política; la ciudadanía advierte de quién es la responsabilidad de los muertos de Once. El gobierno, por un lado, agotó todas sus cajas y, por el otro, dejó al descubierto la enorme crisis energética -resultado directo de sus negociados con Repsol y compañía. Ahora, con la complicidad de gobernadores propios y ajenos, quiere arreglar el entuerto con tarifazos e impuestazos. En este cuadro, ha estallado una guerra al interior de la camarilla oficial.
La marcha de este 24 contra la ley antiterrorista y el espionaje oficial; por el desprocesamiento de todos los luchadores; por el juicio y castigo a los responsables de la masacre de Once; por el juicio y la condena a los asesinos de Mariano; por el salario; por el fin de las tercerizaciones; por paritarios electos por las bases; por la recuperación de nuestros sindicatos contra la burocracia y sus patotas. Todo esto servirá para reforzar la lucha por una alternativa política propia, obrera, de izquierda y socialista, en oposición al Estado capitalista que ejecutó el genocidio dictatorial y mantiene el gatillo fácil.