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lunes, 3 de octubre de 2011

PROPIEDAD PRIVADA...LA LOGICA QUE NOS PRIVA DE LA LIBERTAD LOS DERECHOS Y LA IGUALDAD.

Por Marcos Ariza y Sebastian Marino.

¿Propiedad privada desde cuándo?


Estudiando la historia de Grecia antigua, caímos en cuenta de que varios historiadores postulan la existencia de la propiedad privada desde la Edad de Broce. Luego de discutir entre nosotros el tema y considerando que la propiedad privada es un concepto del capitalismo y teniendo en cuenta que no existía la concepción capitalista de las cosas hasta luego de la revolución industrial, creímos posible poder describir como “tierras de uso exclusivo de” y no “propiedad privada de” este concepto…

Entonces nos surgieron nuevas preguntas: ¿es casual esta imposición del concepto de propiedad privada desde los comienzos de la civilización occidental? ¿O es la imposición del discurso hegemónico a través de la historia?

En Marx podemos encontrar varias respuestas a las preguntas que nos fueron surgiendo.

Marx va decir en el manifiesto comunista “…Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada. Pero, en vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros (…) Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad”.

Lo que quiere decir Marx en este párrafo es que la propiedad privada es el comienzo de la acumulación de bienes por unos pocos, y que la inmensa mayoría en esta lógica queda fuera de poder acceder a la propiedad privada, o sea la mayoría queda privada de derecho, libertad e igualdad.

Respecto de lo anterior, Marx va a considerar que con la aparición de la propiedad privada se produce una circunstancia social nueva y que sólo podrá eliminarse con la abolición de dicha forma de propiedad. Esta nueva situación la podemos entender viendo la alienación en la sociedad esclavista, donde el esclavo no SE pertenece así mismo, sino al AMO. Y el amo puede disponer del esclavo a su voluntad, o sea, el esclavo no es dueño de sí mismo, no le pertenece ni su cuerpo, ni su sexualidad, ni su mente, carece de toda libertad, todo le pertenece al amo, como también le pertenece al amo todo lo producido por el esclavo.

Marx va a decir que lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista, en este el hombre se cosifica, se hace cosa, mercancía, que va a ser usada por el propietario de los medios de producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción. La propiedad privada convierte los medios y materiales de producción en fines en sí mismos a los que subordina al mismo hombre. “La propiedad privada aliena al hombre porque no lo trata como fin en sí mismo, sino como medio o herramienta para la producción.”

También va a decir para contestar al discurso derechoso de que el marxismo prohíbe la posesión de bienes al pueblo “…el comunismo es la abolición positiva de la propiedad privada”. Erich Fromm lo explica diciendo que “…al decir ´propiedad privada´, tal como se utiliza aquí y en otras ocasiones, Marx no se refiere nunca a la propiedad privada de bienes de uso (una casa, una mesa, un auto, etc.) Marx se refiere a la propiedad de las ´clases propietarias´, es decir, del capitalista que, como posee los medios de producción, puede contratar al individuo carentes de propiedades para que trabaje para él, en condiciones que aquel se ve obligado a aceptar. La ´propiedad privada´ en el lenguaje de Marx, se refiere siempre a la propiedad privada dentro de las sociedad de clases capitalistas y, en consecuencia, a una categoría social e histórica; el termino no se refiere a objetos de uso como, por ejemplo, en una sociedad socialista”.

El capitalismo es la propiedad privada y la propiedad privada es el capitalismo, caemos dentro de su misma moral. Todos los sentidos quedan resumidos a la única obsesión por tener, de ello solo disfrutamos, solo encontramos el placer en lo que tenemos. Marx dirá “…la propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y parciales que un objeto es solo nuestro cuando lo poseemos, cuando existe para nosotros como capital (…) utilizado de alguna manera, aunque la propiedad privada misma solo concibe estas diversas formas de posesión como medios de vida y la vida para la cual sirve como medio es la vida de la propiedad privada (…) el ser humano tiene que ser reducido a esta absoluta pobreza para poder dar origen a su pobreza interior”

El capitalismo entonces paso a ser parte del hombre en el sentido de que no puede concebir el mundo sin la propiedad privada y es a esto que el marxismo le responde con “cuanto menos comas, bebas, menos pienses, ames y teorices, etc. mas podrás ahorrar y mayor será tu tesoro, que nada deteriorara el propio capital (…) A medida que seas menos, que expreses menos tu propia vida tendras más (…) todo lo que el economista te quita en forma de vida y de humanidad te lo devuelve en forma de dinero y de riqueza y todo lo que no puedes hacer el dinero puede hacerlo por ti.”

y para terminar de explicar la lógica moral del capitalismo termina diciendo que “…el trabajador debe tener justamente lo que necesita para que desee vivir, y debe querer vivir solo para tenerlo.”

Todo lo anteriormente expuesto es la respuesta del marxismo a la lógica y la moral del capitalismo y la propiedad privada. Y la siguiente es una respuesta a la misma lógica desde una cosmovisión diferente, desde la mirada de los pueblos originarios americanos en la vos de un jefe Duwamish de la región que hoy es Washington.

“El Gran jefe de Washington nos envió un mensaje diciendo que deseaba comprar nuestra Tierra. (…) ¿Quién puede comprar o vender el Cielo o el calor de la Tierra? No podemos imaginar esto. Si nosotros no somos dueños del frescor del aire, ni del brillo del agua, ¿cómo podría él comprárnosla? (…) Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo: cada brillante aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en el oscuro bosque, cada claro del bosque, cada insecto que zumba es sagrado para el pensar y el sentir de mi pueblo. (…) Los muertos de los blancos olvidan la Tierra en que nacieron, cuando desaparecen para vagar por las estrellas. Nuestros muertos nunca olvidan esta maravillosa Tierra, pues es la madre del Piel Roja. Nosotros somos una parte de la Tierra, y ella es una parte de nosotros. Las olorosas flores son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, la gran águila son nuestros hermanos. Las rocosas alturas, las suaves praderas, el cuerpo ardoroso del potro y del hombre, todos pertenecen a la misma familia. Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington nos envió el recado de que quería comprar nuestra Tierra exigía demasiado de nosotros (…) Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de pensar. Para él, una parte de la Tierra es igual a otra, pues él es un extraño que llega de noche y se apodera en la Tierra de lo que necesita. La Tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando la ha conquistado cabalga de nuevo. (…) Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano, el Cielo, como cosas que se pueden comprar y arrebatar, y que se pueden vender, como ovejas o piedras brillantes. Hambriento, se tragará la Tierra, y no dejará nada, solo un desierto. (…) No hay silencio alguno en las ciudades de los blancos no hay ningún lugar donde se pueda ver crecer las hojas en primavera y el zumbido de los insectos. Pero quizás es porque yo solo soy un salvaje y no entiendo nada. (…) El aire es de gran valor para el Piel Roja, pues todas las cosas participan del mismo aliento: el animal, el hombre, el árbol, todos participan del mismo aliento. (…) ¿Qué es el hombre sin animales? Si todos los animales desapareciesen, el hombre también moriría, por la gran soledad de su espíritu. Lo que le sucede a los animales, luego también le sucede a los hombres. Todas las cosas están estrechamente unidas. Lo que le acaece a la Tierra también le acaece a los hijos de la Tierra. (…) Todo está unido entre sí como la sangre que une a una familia. (…) El hombre no creó el tejido de la vida, solo es una hilacha. Lo que hagáis a este tejido, os lo hacéis a vosotros mismos.”

El Bolsón, octubre de 2011