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lunes, 18 de octubre de 2010

BAHÍA BLANCA: EL CUERPO COMO MERCANCÍA

Por Natalia Carabajal Figueroa

(Eco Días).- En Bahía Blanca como en otras ciudades de la Argentina los medios de comunicación impresos tienen históricamente una sección de clasificados donde se ofrecen avisos de compra o venta de productos, servicios y propiedades, oferta laborales y también lo que se denomina "servicios sexuales". Entre la heladera, los terrenos y los autos… los cuerpos.
Lamentablemente, en muchas ocasiones los avisos de servicios sexuales son una de las tantas aristas de la trama del negocio vil de la trata de personas.
Si pensamos a la trata de personas con fines de explotación sexual como una cadena de acciones, tenemos que saber leer cuando en la sección de empleos pedidos se ve algo así como "NEC. Srta. p/Privado excel. lugar Mín. $5.000. teléfono xxxxx" o " Nec. srtas para whiskeria en el sur. Sueldo 15 mil $, con alojamiento": lo que estamos leyendo es el primer eslabón de esa cadena de la trata que es el reclutamiento.
Atrás de esas ofertas de trabajo se vislumbra el reclutamiento de mujeres para ser explotadas sexualmente. Los diarios elegidos para esta clase de avisos son por lo general los de las zonas más pobres del país como ser el noroeste y noreste argentino, porque las carencias socioeconómicas de la población hacen que la desesperación esté por encima de la dignidad. Algunas veces las "ofertas laborales" que persiguen el reclutamiento con el mismo objetivo se disfrazan con cuestiones tales como "gente para trabajar en la Patagonia como servicio doméstico o en algún bar", y lo que delata el engaño son las altas sumas de dinero.
Pero no es específicamente ese eslabón de la trata el que queremos en esta edición comentar, sino otro: la difusión y publicidad sobre la oferta de servicios sexuales, o mejor dicho de cómo se publicita y se venden personas.

Bahía on fire I
Sabemos que los mensajes que difunden los medios de comunicación (diarios, periódicos, televisión, radio y la publicidad) influyen de manera importante sobre la manera de percibir y pensar de las personas en una comunidad. Es una realidad que el sexismo se encuentra presente en gran parte de la publicidad que consumimos, por lo que es necesario lograr visibilizarlo para poder analizarlo crípticamente y así ayudar al cambio de patrones culturales y cuestiones naturalizadas que reproducen el sistema del patriarcado.
Nuestro diario local, al menos el más viejo de la ciudad, La Nueva Provincia, en varias ocasiones se ha hecho eco de noticias que denuncian delitos en relación a la prostitución, pero sigue publicando entre sus clasificados los avisos de "encuentros íntimos" sin que eso le parezca una incoherencia.
Esta modalidad de empresa no es ajena a la que manejan los grandes diarios nacionales como Clarín, con su emblemático Rubro 59, u otros diarios del interior del país, que denuncian la trata de personas para explotación sexual entre sus notas periodísticas pero publican esta oferta en sus clasificados.
En el caso de La Nueva Provincia en su sección clasificados Varios se lee: "MAÑANEROS Encuentros rubia rosarina (40 años) últimos días. Dpto priv/hot. domic. 24 hs Nueva direcc." o "ENCUENTRO Super Vip muy bonita morocha 21 añitos solita. Céntr. de 14/21 hs.".
Es decir, el diario La Nueva Provincia ofrece tanto heladeras, terrenos, como oferta sexual.

Bahía on fire II
Otro caso emblemático en la ciudad es lo que se ofrece "naturalmente" y sin filtro a quien compre la revista Todo Clasificados, que lamentablemente en su Rubro 49 de "Servicios Especiales" plantea "Las bebotas. Sofy, Belén, Marina, Antonella, Roxana. Privadisimo de 1er nivel. Atenc. a parejas, lesbianismo, duetos. Gabinete, domicilio. Telefonoxxxx".
Delivery sex, Solo para ellos, Chicas Trav, Chicas nuevitas, Chicas Vip, despedidas de soltero, Lindas y atrevidas, Maduritas… son algunas de las frases y palabras que se repiten además de las fotos de cuerpos enteros y casi sin rostro, mucha tanga y poses sensuales.
Con precios distintos a los de los avisos comunes podemos entender que los ingresos por publicar avisos en el rubro 49 deben ser abultados. Un solo aviso de 1 columna por 6,5cm. tiene un costo de $ 85 por única vez y una rebaja de $ 10 si es todo el mes (el contrato es por 3 meses). Un aviso de 4 columnas por 8 cm. tiene un costo de $ 345 por única vez y $ 300 por mes, es decir $ 1.200 al mes.

Investigaciones
En el año 2009 el Inadi elevó un informe a la Procuración General de la Nación en el que solicitaba que se investigue si con la publicación de estos tipos de avisos en los diarios nacionales se encubren situaciones de trata de mujeres para explotación sexual, o si se promueve o facilita la corrupción o la prostitución de menores de edad, o si se incurre en la nueva figura de violencia mediática que plantea la nueva ley 26.485, contra la Violencia de Género.
El Inadi tomó esta iniciativa luego de relevar diarios nacionales. Enumeró las normas que consideraba se estaban violando al publicar estos avisos, como ser tratados internacionales ratificados por la Argentina en los que se comprometió a combatir la discriminación de género (por ejemplo, la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer).
Por estos días en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son tres los proyectos de ley que ingresaron y que apuntan a combatir la trata de personas con fines de explotación sexual y que proponen sancionar a los medios de comunicación que publiquen "avisos de contactos sexuales". Se pone como posible sanción la aplicación de multas y el retiro de la publicidad oficial.
El mayor cuestionamiento hacia este tipo de proyectos es que se dice que se atenta contra quien hace de la prostitución su medio de vida, y que eso no sería un delito, pero sí lo es la explotación de la prostitución ajena, como también están prohibidos los burdeles. No hay que leer más allá de los teléfonos y direcciones para entender que en varios de los anuncios que se publican se promueven lugares, y ahí lo que se observa a simple vista es un nivel de organización. Es allí que se debería llevar a cabo investigaciones judiciales para determinar si en última instancia encubren casos de trata, proxenetismo y otros delitos.

Avisos locales
Bahía Blanca no queda fuera del análisis sobre la difusión de los avisos de este tipo. Hay que entender que los avisos con oferta de servicios sexuales ponen como natural algo que no es natural: la explotación sexual de las personas, y se pone sus cuerpos al servicio de otras/otros.
Pensemos en avisos como los que ilustran esta nota, en los que se incluye imágenes de cuerpos desnudos o semidesnudos, que tranquilamente pueden estar enmarcados como contrarios a la nueva ley 26.486 de protección integral contra la violencia hacia las mujeres que menciona como falta "toda vez que promueven en forma directa la explotación de mujeres o sus imágenes".
Y si vamos a hilar más fino, deberíamos detenernos en palabras como "lolitas" "bebotas", "colegialas", "chicas nuevitas". Habría que pensar en la obligación del estado que en virtud de la Convención Internacional de los Derechos del Niño debe proteger a los chicos y chicas contra toda violencia, explotación, incluido acá el abuso sexual y se debería pensar más en los artículos 125 y 125 bis del Código Penal, que castigan la promoción o facilitación de la corrupción y de la prostitución de menores de 18 años.
Dirán algunos que esas palabras no apuntan de manera real a la explotación de una niña o de una adolescente, sino de una adulta y que lo que se busca con esas palabras es generar una suerte de "fantasía" en el consumidor/cliente para que se enganche con esa publicidad y consuma. En este caso, los medios de comunicación colaboran con esa idea de naturalizar las prácticas referidas al consumo de los cuerpos de mujeres, niñas y adolescentes que en última instancia llevan al mismo lugar: consumo de cuerpos.
Los avisos que vemos a diario en la TV y en los diarios, que hasta nos invitan a mandar sms a celulares para recibir imágenes. Todo este tipo de publicidad hoy contribuye linealmente a la explotación sexual de las mujeres, niñas, adolescentes y niños, favorece la violencia de género y la desvalorización de las personas, en su mayor parte mujeres, en un evidente atentado a los derechos humanos: subordinar a un ser "humano" y convertirlo en mercancía.