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miércoles, 14 de julio de 2010

OPINION POR PATRICIO ECHEGARAY

Federación Juvenil Comunista .-
Diversidad para convivir e igualdad para vivir

El debate que se ha instalado con fuerza en estos días con motivo de la Ley de Matrimonio Igualitario representa un mojón fundamental en la lucha contra la discriminación por orientación sexual y por la obtención de la ciudadanía plena.
Para el Partido Comunista, la ley que esperamos sea aprobada en el Senado, pone de manifiesto el importante avance cultural que se ha dado en una amplia franja de nuestra sociedad, que sostiene el respeto a la diversidad y la igualdad de derechos.
Pero más allá de este consenso mayoritario, sabemos que nos enfrentamos a sectores profundamente retrógrados que buscan perpetuar un orden represivo basado en preceptos decimonónicos que sostienen que sólo existen dos sexos: el masculino y el femenino, que las relaciones sexuales sólo tienen como fin la procreación y que la familia es una “unidad natural”.
Ya en el año 2001, cuando desde nuestra banca en la Legislatura porteña, acompañamos las demandas de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), la fuerte resistencia desatada por sectores de la derecha y de la Iglesia presagiaron los debates que enfrentamos hoy por la Ley de Matrimonio Igualitario.
Debates que se manifiestan fuertemente en el cruce entre el Poder Ejecutivo y la gran mayoría de los Obispos que, encabezados por el Cardenal Bergoglio, no dudan en darle a este tema el carácter de “guerra santa” al mejor estilo inquisidor.
Los comunistas nos sentimos orgullosos de ser parte de esta lucha, de haber logrado avanzar en estos temas superando los enfoques limitados que, debido a la presión de la ideología dominante de matriz judeo-cristiana, influyó en las visiones de nuestro Partido y de gran parte de la izquierda.
Quienes se oponen al matrimonio igualitario sostienen que hay que “tratar distinto a lo que es distinto”, a esto les respondemos que tratar distinto lo que es distinto no debe ser una justificación para discriminar y marginar la diversidad, sino el reconocimiento de esta diversidad como uno de los valores esenciales en la construcción de una sociedad igualitaria.
Estas posiciones reaccionarias, actúan como uno de los principales soportes ideológicos de las concepciones con que se pretende justificar la injusticia económica y social ejercida contra los sectores populares.
El Estado no debe permanecer ajeno ante la discriminación y por eso debe intervenir con políticas públicas claras que garanticen la igualdad en la diversidad, la libre elección de cómo vivir y con quien gozando de plenos derechos.
Ese gran luchador que fue Carlos Jáuregui decía en un artículo:
“A medida que fue pasando el tiempo, al ir observando mi vida y la de mis amigos, me fui dando cuenta de un hecho: que una persona sea o no gay, debería ser un dato sin importancia. ¿Qué heterosexual va por la vida contando sus intimidades sexuales? ¿A quién le importan? Si el hecho de ser homosexual afecta a quienes lo son es a causa de la falta de derechos, de la discriminación y la marginación a la que somos expuestos injustamente. De todas las discriminaciones, la que a mí me ha tocado padecer en forma particular es el desamparo legal.”
Terminar con el desamparo legal, con la discriminación y la marginación de que es objeto una parte de la sociedad por su orientación sexual, es para los comunistas parte constitutiva de las reivindicaciones sociales y populares con las que trabajamos para construir una nueva sociedad en la que estas posiciones retrógradas queden relegadas al museo de antigüedades al que pertenecen.
Patricio Echegaray
13 de julio de 2010