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jueves, 8 de julio de 2010

LOS MUERTOS LOS PONEMOS NOSOTROS

El Bolsón (ANPP).- Los acontecimientos que comenzaron en Bariloche la madrugada del 17 de junio, con el fusilamiento de Diego Bonefoi, de 15 años, por la policía de Río Negro, y la muerte de 2 jóvenes más, uno de 17 y otro de 29, en la represión que se dio ese mismo día en la protesta que realizaban los vecinos en la puerta del la comisaria 28, son la gota que rebalsó el vaso.
No es la primera vez que la policía de Rio Negro se ve involucrada en casos de gatillo fácil y tampoco es una novedad la discriminación sufrida por los invisibilizados de siempre en la Bariloche turística, los habitantes de los barrios más humildes de la ciudad, “El Alto” como le dicen.
Las manifestaciones en contra de estos actos de gatillo fácil y de discriminación llegan todo el tiempo a nuestra redacción, desde distintos lugares de la provincia, del país y del mundo. Los comunicados de organizaciones sociales, las notas de opinión de individuos que empezaron a ver la parte oscura de la ciudad más luminosa de Rio Negro y las repercusiones que tuvieron estos hechos en los medios nacionales no hace que la impunidad desaparezca ni que se ponga en movimiento el engranaje de la justicia que debería ser igual para todos, en todos los rincones de la provincia y, por supuesto, del país.
Los culpables no aparecen y el hilo se corta por lo más delgado, porque si bien se está investigando a quien disparó el arma homicida, no se tiene el o los nombres de los responsables intelectuales y políticos de la represión que mató a los jóvenes en la manifestación por Bonefoi.
Tampoco se investiga a fondo a las personas que agredieron a la prensa local y que amenazaron con atentados y hasta de muerte a los que de alguna u otra manera militamos para que esto se detenga y que se haga justicia con la ley, ya que la vida a estos tres jóvenes no se las va a devolver nadie.
Entonces pasa que la impunidad es cada vez más grande y también es más alevosa la forma en que se manejan los que usan esa impunidad para reprimir, amenazar, amedrentar y actuar en contra de los mismos de siempre, porque son los mismos los que ponen las balas y somos los mismos los que ponemos las víctimas.

Marcos Ariza