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martes, 18 de agosto de 2009

DEBATE DE ORGANIZACIONES MAPUCHES EN CIPOLLETTI

Por Adrian Moyano

Tres organizaciones con actuación en Neuquén y el Alto Valle de Río Negro confluyeron para propiciar un espacio de características menos comunes que las deseables. Integrantes de comunidades y organizaciones mapuche compartieron un panel, coincidieron, disintieron y sentaron las bases para articulaciones futuras.
¿Hay una manera mapuche de aprovechar los recursos que la economía occidental llama naturales? ¿De qué forma se pueden articular las demandas mapuche con las que sostienen otros sectores de la sociedad? ¿Es posible el diálogo entre la izquierda que se considera revolucionaria y las diversas expresiones del pueblo mapuche? ¿Hay que volver al territorio o en realidad jamás nos fuimos?
Los precedentes fueron apenas algunos de los interrogantes que afloraron durante la reciente charla debate que organizaron la Red Wajpopeweh, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el Frente Popular Darío Santillán regional Alto Valle. La actividad se desarrolló en Cipolletti (Río Negro) bajo el título “El pueblo mapuche y la lucha por el co-manejo de los recursos naturales”. Algunos se respondieron, otros condujeron a nuevas preguntas.
Para dar el puntapié inicial, los organizadores pensaron en un panel que se conformó con Flavio Zúñiga y Fernando Arce, de la organización Nación Mapuche (Catriel, provincia de Río Negro); Mauricio Ruiz, de Lof Comarca Chubut (Comodoro Rivadavia, Chubut); Ángel Tripailao de la flamante agrupación 11 de Octubre de Ingeniero Huergo (Río Negro), Juan Romero, de la comunidad Felipín (Neuquén) y Adrián Moyano, en su carácter de autor de “Crónicas de la resistencia mapuche”. Además, firmante de esta reseña.
Los expositores pusieron de relieve puntos en común y diferencias en cuanto a la realidad del pueblo mapuche en Puelmapu. De hecho, antes de comenzar las exposiciones, los impulsores de la actividad destacaron que no serían de la partida miembros de la comunidad Wentru Tahuel Leufu, de Picún Leufú (Neuquén) porque una de sus integrantes acababa de sufrir un ataque incendiario contra su vivienda. En esa pequeña localidad que atraviesa la Ruta Nacional 237, los mapuche mantienen un dilatado conflicto con la petrolera Piedra del Águila SA que pretende realizar perforaciones en el espacio territorial.
Oro negro



En verdad, el petróleo fue animador indiscutible del espacio. A propósito, los mapuche de Catriel pusieron de relieve una larga historia de resistencias frente a diversas empresas, con una particularidad. A diferencia del panorama que ofrecen otros conflictos, en el espacio territorial que reivindican los peñi la explotación petrolera es preexistente al surgimiento de las organizaciones. Entonces, las demandas tienen más que ver con las condiciones en que se desarrollan los emprendimientos. El diferendo sabe de cortes de ruta, bloqueos a los pozos y otras movilizaciones que en su momento, motivaron que ejecutivos del máximo nivel tuvieran que sentarse a discutir con los mapuche, simplemente para hacer la convivencia posible. “Nosotros somos los que les decimos a las empresas de qué manera van a trabajar”, resaltó Zúñiga, que ejerce el rol de lonko en el espacio en disputa.
Por su parte, el werken de la comunidad Felipín recordó que durante el último verano, la comunidad se empeñó en una recuperación que pudo perdurar, con la consiguiente respuesta judicial por parte de quienes se consideran propietarios de la veranada en disputa. Además, trajo a colación los trawün que llevaron a cabo las comunidades del centro de la provincia de Neuquén, ya que todas ellas enfrentan la misma problemática: la incómoda vecindad de las trasnacionales que extraen petróleo y gas de la minche mapu.
La explotación petrolera también signa a Comodoro Rivadavia, gran ciudad de la costa chubutense que justamente, debe su origen al hallazgo del hidrocarburo a comienzos del siglo XX. A partir de esa realidad, Ruiz reclamó el derecho mapuche a discutir de qué manera administrar el recurso y dio entender que habría una manera mapuche de aprovechar la materia prima de los combustibles. El disertante, también integrante del MIR, sostuvo que los mapuche “ya no estamos solos en este territorio y también hay que pensar en el resto de la gente”.
Al generalizarse el debate, su aseveración mereció la réplica de un joven mapuche que formaba parte de la asistencia. Se explicó que en el mapuzugun no existe expresión alguna que pueda traducirse como “recurso natural” y que la mayoría de esos bienes comunes son newen según la cosmovisión original. El representante de la comunidad Felipín trajo a colación la experiencia de la Unión de Autónoma de Comunidades Mapuche, que agrupa a una docena de lofche en el centro neuquino. Ante el ritmo que suelen adquirir los acontecimientos a raíz de las pretensiones de gobiernos y compañías, en determinada ocasión se propició un trawün para que los abuelos se expresaron ante las dudas: ¿los mapuche pueden explotar el petróleo o no? Explicó que los futrakeche concluyeron que “si no hace falta, no se puede romper el equilibrio con la naturaleza”.
Entonces, se instaló la pregunta: ¿es indispensable más energía? Desde el panel y la asistencia se pusieron de relieve las cantidades ingentes que requieren las trasnacionales de la minería y las propias petroleras. Se destacó que no por casualidad existe un parque eólico en Comodoro Rivadavia, cuya finalidad es sobre todo abastecer a las compañías. En forma coincidente, el gobierno de la provincia de Río Negro aspira a instalar su primer parque eólico justamente en Catriel, otro importante distrito petrolero.

Balance y apertura

Los intercambios se prolongaron en el tiempo, para beneplácito de los organizadores. En cuanto a las disquisiciones que apuntábamos al comienzo de la crónica, se expresó que la cuestión de los recursos naturales se debe supeditar a la recuperación de la autodeterminación mapuche. El autor de estas líneas puso el ejemplo de los pueblos en condiciones de aislamiento voluntario y de otras expresiones indígenas que en la Amazonía, que reivindican su derecho a no explotar los yacimientos que se ubican en los subsuelos de sus espacios territoriales. La demanda de las energéticas no tiene que ver con sus auténticas necesidades...
En relación con la articulación entre las demandas mapuche y las movilizaciones del resto de la sociedad, se desechó la noción de unidad. Zúñiga trajo a colación que otros mapuche de Río Negro, cercanos al gobierno provincial, los calificaron en su momento de terroristas. “Yanakona siempre hubo”, recordó. En términos generales, se concluyó que la noción de coexistencia es más oportuna que la búsqueda de una forzada uniformidad.
Sobre las afirmaciones que se volcaron en torno a las relaciones entre izquierda revolucionaria y movimientos indígenas, se podrían escribir varios capítulos de hipotéticos ensayos, pero varios de quienes hicieron uso de la palabra destacaron la tradicional incomprensión que ejerció la izquierda latinoamericana hacia las demandas y movilizaciones de los diversos pueblos originarios. Sin embargo, se puso a salvo la figura del intelectual peruano Carlos Mariátegui y también cobró cuerpo la necesidad de tomar como referencia la actual experiencia boliviana, inclusive desde una perspectiva crítica.
Cuando uno de los peñi de la asistencia manifestó la necesidad de preservar el equilibrio en la naturaleza porque en algún momento, pensaba “volver al territorio”, Ruiz replicó que “las ciudades también están en territorio mapuche, son territorio mapuche. Desde esa perspectiva, cada ocupación de terrenos o de viviendas, es también una recuperación”. Precisión importante, en el marco de un diálogo entre varias partes que se pone cada vez más interesante.