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martes, 28 de julio de 2009

OPINIÓN:LAS INTERNAS DEL PROGRESISMO ARGENTINO

(REBELION).- Cierta parte del progresismo argentino apoya al gobierno K por una cuestión que se podría sintetizar en la siguiente expresión: “análisis de la coyuntura política actual”. Este sector entiende que de no apoyarse al actual gobierno se le estaría abriendo las puertas a la derecha capitalista, la cual espera, como bicho carroñero, la caída de Cristina y de Néstor para poder hacer la fiesta neoliberal como en los años 90. Se reclama así a otra parte del progresismo su supuesta funcionalidad a la derecha por no apoyar a este gobierno y por criticar aquellas fallas del ejecutivo nacional. Nombres como Pino Solanas o Martín Sabbatella son catalogados de funcionales a la derecha argentina: ¿por qué? Porque sus votos podrían ir al gobierno, con lo cual este vencería con comodidad a los espacios políticos del Pro o Acuerdo Cívico. Así, se sostiene que al pretender generar espacios políticos autónomos e independientes, Pino y Sabbatella operan políticamente a favor de aquellos que quieren volver a las políticas del FMI y desregulación económica.
La historia como concepto espacio temporal determinante del eje de acción. El argumento central que algunos progresistas utilizan para defenestrar a Pino y Sabbatella es que, si se hace un análisis de la coyuntura política actual a nivel nacional, no se puede sino concluir que si no gobierna el Kirchnerismo gobierna la derecha, ya que personas como Pino o Sabbatella nunca podrían llegar a ser presidentes, ¿por qué? Porque el sistema capitalista y las corporaciones y lobbys que lo sustentan, son de tan poderío que la gobernabilidad por parte de espacios ultra progresista no es algo seriamente posible. Entonces el juego del mal menor es elegido por cierto progresismo. Sobre todo el que genera más reticencia en los “progresistas K” es Pino Solanas, quien, a parir de un discurso basado en la dialéctica amigo-enemigo, acusa de neoconservador a Néstor Kirchner. Sabbatella, recién aparecido en la escena nacional y con un discurso nuevo y respaldado por una esperanzadora gestión a nivel municipal, recibe de rebote las piedras arrojadas a Pino. El error cometido al sostener una interpretación de los hechos como la analizada reside en contemplar como determinante del eje de acción un momento histórico determinado (el actual) y omitir ponderar a la historia en una mayor extensión. Es allí donde podemos ver que cualquier lucha que se intente contra el sistema que privatiza las ganancias y socializa las perdidas, debe ser una lucha entera, homogénea, seria, total y absoluta. De no ser así toda lucha está destinada al fracaso y la consecuente impunidad del capitalismo.
¿Quién es funcional a la derecha y quién es funcional a la izquierda?
Los títeres de la retórica Kirchnerista que acusan a Solanas y Sabbatella de ser funcionales a la derecha, son funcionales al Kirchnerismo. Y el Kirchnerismo es mucho más funcional a la derecha que el progresismo de Solanas o de Sabbatella. A saber, el mayor pago de la deuda ilícita e ilegítima a grupos económicos que lideran al aparato capitalista mundial, la privatización de los hidrocarburos, la manipulación de organismos estatales, la manipulación de la opinión pública, el reparto de bolsones y todo tipo de dádivas en tiempos electorales, el veto a la ley de los glaciares, la negativa de la personería jurídica a la CTA, la tentativa de políticas distributivas sólo cuando la caja no cierra, el incremento patrimonial de la familia K a niveles millonarios, etc. Algunos de dichos actos son directamente funcionales a la derecha capitalista y otros hacen a la circunstancia socio política tal vez más funcional al capitalismo: una cultura política corrupta que ningunea al pueblo y camina sobre él. Es verdad que el actual gobierno argentino tuvo gestos interesantes (cítese a modo de ejemplo la integración regional, la agenda histórica de los DDHH, reivindicación de un discurso necesario de ser escuchado, politización de ciertos sectores de la sociedad argentina, estatización de las AFJP, etc) lo que explica que sea apoyado por un cierto progresismo, pero también no se puede desconocer que antes de este gobierno estuvo la crisis del 2001, la Alianza, Menem, Alfonsín, los militares, entonces ¿cómo no entusiasmarse en el 2003 con un discurso como el del Kirchnerismo y sus primeros años de gestión? Ahora, ese espacio de transición está cumplido y agotado y es hora de entender lo siguiente: la lucha contra el capitalismo y las políticas neoliberales, o se lleva a vida o muerte o deja de ser tal y pasa a convertirse en algo funcional a aquello que dice combatir.
Lo que pasa es que los K son Gobierno, entonces si no se los vota va a asumir la derecha. ¿Por qué? Porque los “progresistas K” votan a los K y no a Solanas y/o Sabbatella. ¿Por qué? ¡Por un análisis de la coyuntura política actual! Me parece que algo de razón tienen. Solanas o Sabbatella, el verdadero progresismo, por ahora no van a llegar a presidir la república. Todavía la estructura del PJ (quiero decir, su ala progresista) es determinante en la política nacional. Que lastima que el progresismo del PJ no pueda ver más allá del PJ, no pueda ver el verdadero progresismo.
He aquí la ceguera de muchos, de aquellos que no se dan cuenta de que a la derecha neoliberal se la vence con un progresismo genuino y la construcción de una nueva cultura política. Es decir, cierta parte del progresismo argentino debe madurar. Me refiero al ala progresista del PJ. ¿Cómo pretender construir desde una estructura corporativa, verticalista, corrupta, demagoga? Sin abandonar la corriente política ideológica del peronismo deben entender que sin la construcción de una nueva cultura política, nada serio es posible. Dicha cultura es un antagónico a ciertas estructuras partidarias como son el PJ o la UCR, sesgadas por la corrupción. Dicha cultura sólo es posible mediante un espacio político genuino, popular, revolucionario. Ahora, si se quiere estar a mitad de camino, entre las políticas neoliberales de los 90 y una posibilidad histórica de lograr una independencia política reaccionaria a las corporaciones políticas neoliberales del sistema capitalista, hay que votar en clave K.


Por Alan Austin