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martes, 21 de abril de 2009

OPINIÓN: ¡QUE LA CRISIS NO LA PAGUEMOS LOS TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS

Buenos Aires (Frente Popular Darío Santillán).- La crisis económica sigue avanzando a pasos agigantados en todo el mundo, mostrando el agotamiento de un sistema en el que unos pocos –los dueños del capital, y los gerentes del capitalismo- se quedan con casi todo lo que produce el conjunto de la población. Como consecuencia directa de este sistema, mientras los ricos son cada vez más ricos, millones de familias son arrojadas violentamente a la inseguridad del hambre, la miseria, la falta de trabajo digno, salud y educación.
Pero no sólo eso: la voracidad del sistema es de tal magnitud que ya no hay nada que les alcance, y así se agotan y destruyen los bienes naturales: la tierra, el agua, el aire, los minerales, el gas, el petróleo. Lo que a la Naturaleza le lleva milenios poner a disposición de todos, es convertido por el capitalismo en propiedad privada, una mercancía sujeta a la compra-venta, extendiendo la desigualdad y perjudicando a todo el pueblo.
En nuestro país, el gobierno sostiene discursos que critican el neoliberalismo, pero las recetas “para resolver la crisis” son subsidiar –todavía más- a los grandes empresarios. Mientras tanto, se acumulan las suspensiones y los despidos; se mantiene la precarización laboral, incluso en el propio Estado; el modelo extractivo exportador favorece el saqueo de los bienes naturales, principalmente a favor de empresas trasnacionales; crecen el hambre y la pobreza y las inversiones en asistencia social se mantienen en niveles mínimos.
Muestra de esta política es el indignante monto destinado a los planes sociales (congelados en $150 pesos desde hace 7 años) y en general lo que se desatina en el presupuesto a la generación de fuentes de trabajo y asistencia de emergencia. Para no hablar de los recursos destinados –a pesar de la retórica- a los intereses financieros. Un solo dato ilustra esta política: en 2007 se pagaron intereses de deuda por $ 16 mil millones, mientras que se gastaron menos de 4 mil millones para planes sociales. Para 2009 la diferencia es todavía mayor: $24.479 millones para la “patria financiera” contra 4900 millones en promoción y asistencia social (¡5 veces menos!).
Sobre los despidos y suspensiones, ante un ministerio de Trabajo que niega los problemas, la realidad es bastante clara, y eso lo muestra la situación en las industrias automotriz y cada vez, más, la metalúrgica. El caso de Techint es ilustrativo de los empresarios “a los que le interesa el país”: a pesar de haber tenido en 2008 ganancias extraordinarias (¡1300 millones de pesos!) no quieren pagarle los premios a quienes lo produjeron. Por eso apoyamos el reclamo de los trabajadores y trabajadoras de Siderar, que se manifestarán el jueves 23 frente al edificio Catalinas, sede en Capital Federal de ese grupo económico, uno de los principales aliados del gobierno.
La política del gobierno se expresa cada vez más en niveles de represión abierta, como por ejemplo lo ocurrido en el desalojo a los vecinos y vecinas del barrio El Martillo, en Mar del Plata, desalojados por la policía Bonaerense el viernes 17 de abril, con un saldo de varios heridos y 25 detenidos, y hasta el momento, sin solución a la necesidad de vivienda de las 54 familias de la Junta Vecinal Sin Techo. A 4 días de la represión, que abusó de los procedimientos ilegales, incumpliendo casi todo el contenido de la orden del juez Tapia, los vecinos siguen en la calle y se sostienen precariamente por la solidaridad del pueblo marplatense. Los vecinos en la calle llevan meses esperando, igual que cientos de miles en todo el país. Y la respuesta que llega son palos.
Y la oposición que se prepara para reemplazar al gobierno no sólo no plantea un cambio de fondo a esta política, sino que promete una salida parecida pero más a la derecha: más represión, más neoliberalismo, más beneficio para las empresas, más saqueo, más desigualdad, más injusticia.
Mientras se promueve la criminalización de los pibes, el Estado incumple las leyes de protección de la Niñez, como es el caso de la provincia de Buenos Aires, donde intendentes kirchneristas desoyen fallos de jueces y reprimen ollas populares para que no se note que el Estado deja tirado todo lo que sobra, y que cada vez es más. Los medios de comunicación monopólicos de nuevo hablarán de la seguridad de una parte de la población pero no de la inseguridad de estar tirado en la calle, no tener trabajo, ni vivienda, ni comida, ni salud, ni educación, ni presente ni futuro.
Ante esta situación, nos preguntamos ¿Cómo es posible que este sistema injusto e irracional se sostenga? ¿Cómo es posible que sigan existiendo empresarios y políticos que ostentan riqueza y tienen la sartén por el mango, en un mundo en crisis?
Bueno, por un lado de eso se ocupan la policía y los medios masivos de comunicación, que se encargan todos los días en demostrarnos que no hay ninguna alternativa, que “así son las cosas”.
Pero también lo que hay es una grande desunión popular que hace que quienes tenemos intereses iguales o muy parecidos estemos divididos y desorganizados, y por eso, sin fuerza para enfrentar los ajustes, que siempre recaen sobre los trabajadores y las trabajadoras: en forma de falta de trabajo o empleo precario, en tarifazos, en bajos sueldos, en bienes que son necesarios pero inaccesibles. Nuestra tarea, entonces, es unirnos desde abajo, en el barrio, en el laburo, en el lugar de estudio para cambiar las cosas, para expresar la realidad que vivimos, para mostrar que no tienen por qué inevitablemente ser “así” y que el pueblo puede y debe luchar por construir otro presente y otro futuro.
Por estas razones, creemos que es importante que desde los sectores que formamos el pueblo trabajador vayamos construyendo respuestas de unidad contra las políticas de hambre y saqueo.